lunes, 14 de marzo de 2011




EL PEQUEÑO SER…

Cada mañana, Felix acudía a su trabajo en tren. Sentado en uno de los asientos del vagón, observaba a las personas que le rodeaban, casi siempre, las mismas caras diarias. Le gustaba imaginar, como sería la vida de cada uno de aquellos extraños compañeros de viaje matutino. Pensaba, si alguno de ellos sería feliz, como quizá lo era él, si tendrían momentos del día para dar gracias, como a veces hacía él, por todo cuanto tenía. Le gustaba hacer aquel ejercicio de distracción o de imaginación, pues le aportaba momentos de relajación personal, que sólo él entendía. A pesar de todos los avatares que había pasado en su vida, Felix, se sentía bastante dichoso y afortunado, aunque en ocasiones, el recuerdo de su infancia le apenaba y hacía entristecer su corazón. Su niñez fue difícil y dolorosa y eso, a veces, le hacía sentir débil emocionalmente, pues, con respecto a sus padres, hacía ya varios años, que no mantenía contacto con ellos.
Un día, mientras observaba a quienes lo rodeaban en el vagón, posó su mirada en la triste, pero a su vez angelical, cara de un niño que compartía asiento junto a una señora mayor. Felix, hacia muecas con su cara, tratando de que aquel niño le sonriera, pero no tuvo éxito en su propósito. El niño parecía que, a cada gesto de Felix tratando de hacerle sonreír, entristeciera más y más, su joven carita, dando aspecto quizá, de rostro adulto marcado por las dificultades o las preocupaciones.
De pronto, unas lágrimas brotaron de sus ojos y resbalaron por sus mejillas. Felix se quedó pensativo por un instante…
_¡¡Pobre!!_
_¿Que puede haber tan malo en la vida de un niño que no le permita sonreír?...se preguntó._
Se acercó hasta el sitio donde estaba aquel niño sentado y sujetando cariñosamente su carita con gesto de bondad, le preguntó:
_¿Dime cielo, porqué lloras?...¿Estás triste por algo que te haya pasado?_
....Pero el niño, agachando la cabeza, no dijo palabra alguna.
_Vamos, anímate, cuéntamelo…te sentirás mucho mejor si lo compartes conmigo…_
El niño levantó su mirada y con los ojos humedecidos por las lágrimas, miró a Felix y le dijo…
_¡¡No encuentro a mi papá!!..._
_¡¡Me he perdido y no sé volver a casa!!..._
_¿Puede usted ayudarme, por favor, señor!!_
_¿Cómo…viajas tú sólo?...¿No estás con esta señora?..._
_¡¡Ohhh!!..._
_¡¡No, no…al subir al vagón, el niño ya estaba ahí!!...dijo la señora del asiento de al lado…
_¡¡Vaya!!_...exclamo Felix….
_¡¡De modo que viajas solito y no encuentras a tu papá!!...No te preocupes ¿vale?...yo te ayudaré a buscarle_
El niño esbozó una sonrisa en su rostro y mientras se atropellaba con las palabras, logró decir…
_¿De..de verdad, señor?...¿Me…me…me va usted a ayudar a encontrar a mi papá?...
_Pues claro muchacho, ya verás como le encontramos enseguida_...dijo Felix, tratando de que el niño se tranquilizara.
En la primera estación, en la que se detuvo el tren, ambos se bajaron. Felix sentó al niño en uno de los asientos del andén y le preguntó:
_Dime, ¿cómo te llamas?_
_Felix_...dijo el niño…
_...Jajaja…¡¡Nos llamamos igual!!..._
_¡¡Que casualidad!!_....y el niño también rió.
_¿Cuantos años tienes?_
_ Seis, bueno, casi siete _...contestó el pequeño…
_¡¡Vaya, ya eres casi un hombre!!..._ y golpeó suavemente el hombro del muchacho, con su mano, en señal de “colegas”….
Bueno…y tu padre…
_¿Cómo se llama?..._
_Felix _dijo el niño…
_¿Felix?..._
_¡¡Mi padre se llama igual!...jajaja…_
_¡¡Nos llamamos todos igual!!...¡¡Esto si que es casualidad!!…¿ehhh?..._
y ambos rieron nuevamente….
Bien, continuó preguntando…
_¿Hace mucho rato que buscas a tu padre?...._
_No sé…creo que bastante rato señor_
_¿Cuando subiste al tren?..._
_En la primera estación_
_¡¡Ahh!!...igual que yo…no te vi subir…bueno, es igual….
Y dime…
_¿Que pasó, lo recuerdas?...¿Cómo te perdiste?..._
_No lo sé…no me acuerdo_ dijo el niño…sólo recuerdo que jugaba alegremente con mi papá, que hacíamos muchas cosas juntos, que me llevaba siempre a todas partes con él y de repente, me perdí y desde entonces le estoy buscando….
_¡¡Seguro que está muy enfadado conmigo por haberme perdido!!..._
y las lágrimas volvieron a deslizarse por sus mejillas…
_¡¡Vamos, vamos!!...no llores…_
Seguramente te esté buscando y esté muy preocupado, pero nunca enfadado…
_¡¡ya lo verás!!....¡¡Tú no has hecho nada malo!!..._
_¡¡Sí, si que he hecho algo malo!!...se apresuró a decir el niño…_
_¿Pero el qué?..._ preguntó Felix sorprendido….
El chiquillo, tomó las manos de Felix con sus pequeñas manos, le miró a los ojos y le dijo….
_Prometí a mi papá que nunca me apartaría de su lado, que siempre sería bueno y obediente y que estaríamos siempre, siempre, los dos juntos_....
Felix se quedó en silencio, sin poder decir palabra alguna y mirando tiernamente a aquel angelical rostro infantil. Su corazón latía de forma rápida, sintió que la emoción le estaba embargando por dentro y el instantáneo y repentino cariño que estaba sintiendo por aquel pequeño Ser, creó en su interior un deseo inmediato, de encontrar al padre de aquel muchacho, a la mayor brevedad posible…
_¡¡Bien!!_...dijo Felix…
_¡¡Vamos a encontrar a tu padre!!...¿de acuerdo?...¿confías en mi hombrecito?..._
_Sí, claro que sí…confío en ti y sé que vas a encontrar a mi padre_
_¡¡Estupendo entonces!!..._
Dime…
_¿Sabes por un casual el teléfono de tu casa, el de tu padre o de algún familiar o sabes el nombre de la calle donde vives?....
_¡¡No es necesario!!_ dijo el pequeño Felix….
_Ya no necesito buscar a mi padre…_
_¿Cómo?_
_¿Entonces?_
_¿Qué?....¿Qué quieres decir?...._
_¿Has cambiado de idea?...¿Quieres quedarte aquí sólo?....¡¡No entiendo nada!!…._
El pequeño Felix sonrió por primera vez desde su encuentro, de manera majestuosa, iluminándosele la cara, como si un haz de luz casi cegadora, quisiera remarcar aún más su sonrisa en el rostro. Nuevamente cogió las manos de Felix, y como tratando de ponerse a la misma altura que se encontraba él, se puso de pié en el asiento del andén, y mirándole a los ojos le dijo:
_Deseo dejar de buscar, porque ya he logrado encontrar. Deseo que dejes de ayudarme, porque ya has hecho lo que deseaba que hicieras. Deseo dejar de sentir pena en mi interior, porque de tranquilidad y sosiego me has llenado. Agradezco, desde lo más puro de mi corazón, el haberte hallado en mi camino, el cual, con tu sinceridad y tu comprensión, has iluminado. ¡¡Gracias, por haberme encontrado!!...Y ahora te ruego, admíteme de nuevo en tu corazón y en tu alma y llévame de vuelta a tu vida, y con los tuyos, de donde nunca debiste…haberme apartado_
…De pronto, se oyó una voz que decía:
< …..¡¡Final de trayecto!!...>….
El tren se detuvo, las puertas se abrieron, la gente bajó y Felix se quedó sentado en el mismo asiento en el que había viajado todo el trayecto hasta su destino. Se quedó inmóvil, pensativo, dudoso. Sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, de la cabeza a los pies, en unas décimas de segundo. Comenzó a llorar y a reír al mismo tiempo, cuando por fin se dio cuenta de que todo había sido un sueño, muy real, pero al fin y al cabo, un sueño.
Se levantó del asiento, llegó hasta la puerta del vagón y antes de salir del mismo, levanto la mirada hacia el cielo, sintió en su rostro la caricia de los madrugadores rayos del sol y con todo el sentimiento más puro y sincero de su corazón, exclamó:
_¡¡Gracias, gracias Dios mío!!…_
_Pues habiéndole creído perdido para siempre, me has hecho entender que jamás, mi niño interior se marchó de mi lado….que jamás lo hará y que siempre estará ahí, esperando a que yo le aporte, la seguridad, la armonía y la paz, con tanta fuerza espiritual y tanto amor incondicional…
…como él, desde siempre…
…ha sabido entregarme…_
_...Y así será…._

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